Anécdotas de coleccionistas
- jorgesurcl
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- Registrado: Sab 7-Ene-2006 23:13
- Ubicación: chile, antro de ladrones y sinverguenzas
Anécdotas de coleccionistas
Hola
Hace varios años, cuando vivía en Viña del Mar, tenía un amigo filatelista muy entusiasta y enviciado con los sellos (el loco Omar).
Era desordenado. Tenía todo amontonado en cajas, carpetas, tomaba los sellos con la mano (jamás usó pinzas y decía que él sabía como manipularlos sin dañarlos).
Andaba en moto. Pero no de esas motos grandes (motocicletas), sino que en esas que acá llamamos "motoneta". Son las clásicas Vespa.
Una vez yendo al club al que pertenecíamos, llevaba su típica caja de repetidos para hacer canjes: una caja de zapatos repleta de sellos a granel.
Iba de lo más campante en la moto cuando se le cayó la caja y volaron sus sellos, como una nube de confetti o challas en día de fiesta.
Quedaron desparramados por la calle. El sólo atinó a parar la moto y tirarla en la vereda, mientras los autos seguían pasando y levantaban y dispersaban los sellos en todas direcciones.
Imprudentemente se metió a la calle a recoger sus sellos con desesperación, esquivando autos hasta que casi lo atropellaron.
Entonces se quedó en la vereda y esperaba que los autos se detuvieran en el semáforo anterior. Eso le daba unos pocos segundos para meterse a recoger sellos. Cuando cambiaban la luz, debía escapar rápidamente y esperar que el semáforo volviera a cambiar.
Cada pasada de autos volvía a levantar otra nube de sellos, desparramándolos y pisoteándolos más.
En esos ir y venir apurados, parecía uno de esos pajaritos que hay en las playas, que se meten a picotear en la arena mojada cuando la ola se retira y de pronto salen corriendo rápidamente, que ni se les ven las patitas, cuando ven venírseles encima nuevamente la ola.
Estuvo un rato en eso hasta que comenzó a sentirse que estaba haciendo el ridículo frente a los transeúntes que pasaban y se reían.
Viendo que la cosa no daba para más, echó el puñado de sellos que recuperó a la caja y siguió al club. Llegó consternado y con cara de tragedia. Ahí nos contó lo que le había pasado. Entre todos, medio muertos de la risa, le aportamos con algunos sellitos para que su caja volviera a recuperarse en parte.
Saludos
Hace varios años, cuando vivía en Viña del Mar, tenía un amigo filatelista muy entusiasta y enviciado con los sellos (el loco Omar).
Era desordenado. Tenía todo amontonado en cajas, carpetas, tomaba los sellos con la mano (jamás usó pinzas y decía que él sabía como manipularlos sin dañarlos).
Andaba en moto. Pero no de esas motos grandes (motocicletas), sino que en esas que acá llamamos "motoneta". Son las clásicas Vespa.
Una vez yendo al club al que pertenecíamos, llevaba su típica caja de repetidos para hacer canjes: una caja de zapatos repleta de sellos a granel.
Iba de lo más campante en la moto cuando se le cayó la caja y volaron sus sellos, como una nube de confetti o challas en día de fiesta.
Quedaron desparramados por la calle. El sólo atinó a parar la moto y tirarla en la vereda, mientras los autos seguían pasando y levantaban y dispersaban los sellos en todas direcciones.
Imprudentemente se metió a la calle a recoger sus sellos con desesperación, esquivando autos hasta que casi lo atropellaron.
Entonces se quedó en la vereda y esperaba que los autos se detuvieran en el semáforo anterior. Eso le daba unos pocos segundos para meterse a recoger sellos. Cuando cambiaban la luz, debía escapar rápidamente y esperar que el semáforo volviera a cambiar.
Cada pasada de autos volvía a levantar otra nube de sellos, desparramándolos y pisoteándolos más.
En esos ir y venir apurados, parecía uno de esos pajaritos que hay en las playas, que se meten a picotear en la arena mojada cuando la ola se retira y de pronto salen corriendo rápidamente, que ni se les ven las patitas, cuando ven venírseles encima nuevamente la ola.
Estuvo un rato en eso hasta que comenzó a sentirse que estaba haciendo el ridículo frente a los transeúntes que pasaban y se reían.
Viendo que la cosa no daba para más, echó el puñado de sellos que recuperó a la caja y siguió al club. Llegó consternado y con cara de tragedia. Ahí nos contó lo que le había pasado. Entre todos, medio muertos de la risa, le aportamos con algunos sellitos para que su caja volviera a recuperarse en parte.
Saludos
SFChile
No sellos... No compro.
No sellos... No compro.
Pues te reirás también, pero a mí me pasó algo parecido a los 13 años.
Sin Vespa, claro, pero llevaba tres o cuatro clasificadores unidos con una goma elástica y tuve que cruzar corriendo la calle: el resultado, similar. Uno de ellos se deslizó y fue como las proclamaciones de candidatos en EEUU, una auténtica nube de confetti. Sólo faltaron la fanfarria y los globos de colores, que fueron debidamente sustituídas por las carcajadas de los amigos.
Para más inri, no podía pasarme con el de repetidos, ni tampoco con el de novedades... tuvo que ser el clasificador de primer centenario el que esparciera su contenido por el asfalto, sembrando el paso de peatones de minúsculos papelitos de colores.
En mi caso me negué a dejarme arrastrar por la presión ambiente, así que con toda la parsimonia empecé a recogerlos uno a uno, entre los bocinazos de los conductores y las risas de los amigos. Ahí pude ver quién lo era realmente, porque los muy cabrones se reían, pero no doblaban la espalda, no.
Hasta que no recuperé todos los malditos sellos, ahí me quedé. Alguno terminó tocado, pero el conjunto terminó indemne.
Desde entonces, los sellos no salen de casa.
Sin Vespa, claro, pero llevaba tres o cuatro clasificadores unidos con una goma elástica y tuve que cruzar corriendo la calle: el resultado, similar. Uno de ellos se deslizó y fue como las proclamaciones de candidatos en EEUU, una auténtica nube de confetti. Sólo faltaron la fanfarria y los globos de colores, que fueron debidamente sustituídas por las carcajadas de los amigos.
Para más inri, no podía pasarme con el de repetidos, ni tampoco con el de novedades... tuvo que ser el clasificador de primer centenario el que esparciera su contenido por el asfalto, sembrando el paso de peatones de minúsculos papelitos de colores.
En mi caso me negué a dejarme arrastrar por la presión ambiente, así que con toda la parsimonia empecé a recogerlos uno a uno, entre los bocinazos de los conductores y las risas de los amigos. Ahí pude ver quién lo era realmente, porque los muy cabrones se reían, pero no doblaban la espalda, no.
Hasta que no recuperé todos los malditos sellos, ahí me quedé. Alguno terminó tocado, pero el conjunto terminó indemne.
Desde entonces, los sellos no salen de casa.
- jorgesurcl
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- Registrado: Sab 7-Ene-2006 23:13
- Ubicación: chile, antro de ladrones y sinverguenzas
Hola
Esta anécdota (o sucedido como dice la gente del campo acá), yo no la ví personalmente pero me la contó un buen amigo de la sociedad filatélica.
Resulta que un día apareció por la sede de la sociedad una distinguida señora. Traía con ella varios clasificadores repletos de sellos y venía acompañada de un abogado.
Había quedado viuda hacía poco y deseaba vender la colección de sellos de su esposo. El fue coleccionista durante muchos años.
Aunque ella no compartía para nada la afición de su marido, sobre todo por el tiempo y dinero que le dedicaba, al final terminó tolerándola, teniendo en consideración que su esposo le recalcaba siempre que eso era algo valioso que estaba reuniendo por si algún día él faltara y así quedaría este capital que sería en beneficio de ella.
Para no ser engañada al momento de vender la valiosa colección a algún particular o tener que venderlos baratos a algún comerciante, decidió dirigirse a la sociedad para que fueran subastados por ésta en alguna de las dispersiones mensuales que realiza entre sus socios nacionales y extranjeros.
Por eso iba acompañada de su abogado. Para dejar establecidas las condiciones de la subasta y entregada la colección formalmente a la sociedad.
Cuando algunos de los directores y socios ahí presentes comenzaron a revisar los clasificadores, vieron que todos los sellos correspondían a emisiones de Fujeira, Manama, Ras al Khaima, etc. Es decir cromos de los más cromos de todos los cromos. En cantidades astronómicas.
Mientras le trataban de explicar a la perpleja y pálida señora que los sellos no valían nada, que eran papel pintado, el abogado que la acompañaba y que había sido amigo personal del fallecido, le confidenciaba discretamente aparte, a uno de los socios, que esa colección era el pretexto que tenía el marido para justificar los gastos en los que había incurrido durante muchos años manteniendo a una querida (amante) a la que ayudaba a pagar el arriendo de un departamento (piso le llaman en España), llevarla a comer y otras cosas por el estilo.
(El, que conocía del asunto se sentía muy incómodo en esta situación y estaba ahí sólo por la insistencia de esta señora, que era la viuda de su mejor amigo.)
Entonces, cuando la esposa encontraba en la cartola del banco algún pago desconocido, el marido lo justificaba diciendo que era una compra de excelentes sellos para la colección de "herencia" que estaba haciendo para ella.
Y así andan diciendo por ahí que los sellos de Ras al Khaima no sirven para nada...
Saludos
Esta anécdota (o sucedido como dice la gente del campo acá), yo no la ví personalmente pero me la contó un buen amigo de la sociedad filatélica.
Resulta que un día apareció por la sede de la sociedad una distinguida señora. Traía con ella varios clasificadores repletos de sellos y venía acompañada de un abogado.
Había quedado viuda hacía poco y deseaba vender la colección de sellos de su esposo. El fue coleccionista durante muchos años.
Aunque ella no compartía para nada la afición de su marido, sobre todo por el tiempo y dinero que le dedicaba, al final terminó tolerándola, teniendo en consideración que su esposo le recalcaba siempre que eso era algo valioso que estaba reuniendo por si algún día él faltara y así quedaría este capital que sería en beneficio de ella.
Para no ser engañada al momento de vender la valiosa colección a algún particular o tener que venderlos baratos a algún comerciante, decidió dirigirse a la sociedad para que fueran subastados por ésta en alguna de las dispersiones mensuales que realiza entre sus socios nacionales y extranjeros.
Por eso iba acompañada de su abogado. Para dejar establecidas las condiciones de la subasta y entregada la colección formalmente a la sociedad.
Cuando algunos de los directores y socios ahí presentes comenzaron a revisar los clasificadores, vieron que todos los sellos correspondían a emisiones de Fujeira, Manama, Ras al Khaima, etc. Es decir cromos de los más cromos de todos los cromos. En cantidades astronómicas.
Mientras le trataban de explicar a la perpleja y pálida señora que los sellos no valían nada, que eran papel pintado, el abogado que la acompañaba y que había sido amigo personal del fallecido, le confidenciaba discretamente aparte, a uno de los socios, que esa colección era el pretexto que tenía el marido para justificar los gastos en los que había incurrido durante muchos años manteniendo a una querida (amante) a la que ayudaba a pagar el arriendo de un departamento (piso le llaman en España), llevarla a comer y otras cosas por el estilo.
(El, que conocía del asunto se sentía muy incómodo en esta situación y estaba ahí sólo por la insistencia de esta señora, que era la viuda de su mejor amigo.)
Entonces, cuando la esposa encontraba en la cartola del banco algún pago desconocido, el marido lo justificaba diciendo que era una compra de excelentes sellos para la colección de "herencia" que estaba haciendo para ella.
Y así andan diciendo por ahí que los sellos de Ras al Khaima no sirven para nada...
Saludos
SFChile
No sellos... No compro.
No sellos... No compro.
- dani_asturias
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Genial esta última anécdota Jorge, jaja, aunque espero que el foro no sea leído por muchas esposas o alguno va a tener que aguantar a la señora histérica pidiéndole los justificantes de compra de los últimos 30.000 sellos 

Colecciono solo U.P.U.: ex-colonias españolas, Españoles hasta Juan Carlos, aviones de la I y II guerra mundial y clásicos internacionales, sobre todo de Asia y África. Mi web: http://perso.orange.es/BAGUES94/
A mi me comento un coleccionista ya fallecido que en sus tiempos trabjo en una fundicion hace ya años. en el control de calidad tenian a operiarios que revisaban poros en las piezas. El gerente de dicha empresa adjudicaba ese trabajo a coleccionistas de sellos pues estos tenian el ojo mas entrenado.
Saludos.
Saludos.
- nico_jnk
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Pues ahora a falta de filatelistas se prefiera para los controles de calidad a las mujeres, será que se fijan más...o mejor
Colecciono material filatélico relaccionado con personajes llamados Nicolás, Nikolai, Niccolò,...
http://s364.photobucket.com/home/nico_jnk/allalbums
http://s364.photobucket.com/home/nico_jnk/allalbums
- Carlos Juan
- Admin. Mercadillo
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- Registrado: Lun 9-Feb-2004 20:29
- Ubicación: Santander (España)
Siguiendo con lo de juliop, es una "fantasia universal" en el sentido freudiano de las "fantasias primarias". Hay una estructura básica que puede manifestarse en relatos diferentes. La estructura remite a un momento vital en la vida de todo filatelista, a un trauma con el que pasaría de la niñez a la ¿adolescencia?: Es el momento en que se da cuenta de que todo el dinero gastado en figuritas (cromos) de Ras-al-Khaima fue tirado a la basura. Y el niño hasta ese momento orgulloso de sus trencitos en relieve, mariposas e increíbles imágenes en tres dimensiones, lamenta haber despreciado esos sellos aburridos que pudo haber comprado. Posibles salidas: a) Abandono de la filatelia; b) Seguir insistiendo con Ajman y Fujeira (negación del trauma y permanencia en la fase infantil); c) Paso a la fase sucesiva y "seria" (previamente le encajará los Um-al-Qiwain a un compañerito a cambio de unos aburridos ordinarios).
Por lo menos yo pasé por este trauma, gastando en figuritas hasta los 12 años por lo menos.
Siguiendo con las habilidades que desarrolla el filatelista: En el verano de 1988 trabajé una temporada como cajero en un restaurant, y me dí cuenta que identificaba los billetes falsos a la distancia (y en esa época, con los billetes de Australes, había falsificaciones de todo tipo).
Saludos.
Por lo menos yo pasé por este trauma, gastando en figuritas hasta los 12 años por lo menos.
Siguiendo con las habilidades que desarrolla el filatelista: En el verano de 1988 trabajé una temporada como cajero en un restaurant, y me dí cuenta que identificaba los billetes falsos a la distancia (y en esa época, con los billetes de Australes, había falsificaciones de todo tipo).
Saludos.
- Carlos Juan
- Admin. Mercadillo
- Mensajes: 2711
- Registrado: Lun 9-Feb-2004 20:29
- Ubicación: Santander (España)
Si yo hiciera grandes dispendios en mis adquisiciones filatelicas, no haria falta que avisara a mi media naranja, estaria ya bajo vigilancia mas que estricta,
Por el contrario dado lo morigerado de mis desembolsos y lo amante del gasto que es mi mujer, creo presume que cualquiera otra no dejaria de estar a su altura, y por lo mismo, considera que no es creible que pueda tener por ahi alguna "amiga" dispuesta a conformarse con tan modesto estipendio
Aun asi, lo cierto es que aun no se lo he contado,
, la verdad es que se me paso, pero.... como es mas bien celosillaaaaa
igual me lo pienso.
Saludos.

Por el contrario dado lo morigerado de mis desembolsos y lo amante del gasto que es mi mujer, creo presume que cualquiera otra no dejaria de estar a su altura, y por lo mismo, considera que no es creible que pueda tener por ahi alguna "amiga" dispuesta a conformarse con tan modesto estipendio

Aun asi, lo cierto es que aun no se lo he contado,


Saludos.

Acerco mi historia como filatelista a este anecdotario.
Mi primera colección la intenté a los 6 años de edad, recortando escrupulosamente todo el dentado de cada sello y pegándolos con mucha plasticola en una hoja. No quedan rastros de esta colección.
Más adelante, habiendo juntado una considerable cantidad, los coloqué en un álbum magnético para fotos (que me había regalado una tía residente en Estados Unidos). Quedaba hermoso. Lástima que se destruyó todo al intentar despegarlos. Tampoco hay rastros de este segundo intento.
Siendo un niño muy aplicado (aprox. 10 añitos de edad) una señora amiga de mi madre me legó un cuaderno antiguo con la colección de su finado padre. La antigüedad del cuaderno me la imagino al recordar que los sellos sueltos (que el señor no había llegado a pegar en el álbum) eran los de la inflación alemana de la década del '20. Lamentablemente este señor adhería las estampillas a la hoja con una gotita de cola de pegar. Considerando que mojar en agua cada hoja supondría arruinar las estampillas, me dediqué a arrancarlas (con el mayor cuidado). Quedan algunas muestras de mi dedicación:

Después de arruinar más de la mitad de esta colección, armé mi propio álbum usando el mismo sistema de la gotita de plasticola. Pegaba cada sello en un cuadrado de papel canson negro. Como ya sabía que las estampillas con dientes faltantes no servían, me dediqué con empeño a la restauración. En el sello japonés de la imagen puede verse el arreglo (fragmento de USA Airmail 31c.), la peladura (proviene del cuaderno antedicho), y la mancha negra es el resto de canson negro que quedó pegado luego de arrancarlo de mi álbum:

El sello de la derecha muestra un intento anterior de uso de la cinta scotch, con identificación del país escrita con birome azul. ¡Habría merecido más sopapos en mi infancia!
En esta època le hacía gastar a mi padre una buena suma comprando estampillitas de Ajman y compañía. Me quedan unas hojitas extrañas (miden 10 x 8,50 cm.) con los sellos en miniatura, bloques que eran mi predilección. Al día de la fecha no sé qué eran estas cosas, mi hipótesis es que tuvieran un fin publicitario.

Habiendo superado la etapa infantil de Ras-al-Khaima y cía., pasé a tener una colección en regla. Comencé coleccionando de Alemania y de Argentina. La humedad de mi dormitorio produjo dos efectos: a) Los sellos alemanes nuevos, con una cola perfecta, amarilla, se unieron entre sí en sólidos pedazos de cartón. ¡Todos a lavarse!. b) Ya con 17 añitos cumplidos se me ocurrió presentar las "joyas" de la colección en unos portarretratos caseros muy berretas. Tanto que el alambre del soporte se oxidó, el óxido traspasó el papel de base, y cada "joyita" quedó con una marca de óxido de hierro. También de esta época es el intento de proteger mis mejores sellos en estuches de celofán, que se encogieron arruinando varios dentados.
En tercer año de la secundaria, y junto a dos amigos, formamos el "Grupo Santa Clara de Asis - Asociación Filatélica Salesiana", que se reunía los viernes por la tarde en las aulas del Instituto Don Bosco (Mar del Plata). El grupo tenía más estatutos que actividades, y con el tiempo se abrió a toda la comunidad de coleccionistas (con campaña publicitaria y todo) cuando la filatelia fue cediendo paso a la necesidad de "que vengan minas". Todo terminó en un deslucido fracaso. Al finalizar las reuniones se pedía una "limosna" en sellos para la "Estampilla Misionera" (?): los pocos sellos reunidos en esos dos años quedaron en mi colección, por supuesto.
Cumplidos los 18 años de edad, consideré que la filatelia era cosa infantil, guardé todo en cajas y me hice adulto.
Hace unos 7 años aprox. me dí cuenta de que era una estupidez negar los propios deseos, y de a poco fui volviendo. Del período anterior quedó un hueco en mi colección de Argentina que necesitará muchos dolares para llenarse. Pero me molestó mucho que mis sellos no fueran tan blancos como los de mi vecina. Así, alguien me dijo que agregara una o dos gotas de lavandina (=lejía) al agua cuando los lavara. ¡Pero unas gotitas no hacen nada! Por eso yo mandé un buen chorro. Fíjese la diferencia: El sello de la izquierda tiene su color original, pero el de la derecha fue lavado con lavandina Ayudín. ¡Ayudín, qué blancura!

Actualmente sigo buscando la mejor forma de organizar mi colección, que mientras tanto duerme en varias cajas.
Solamente alego en defensa del niño que fui, el hecho de que los adultos que me tocaron en suerte dejaron mucho que desear. Los comerciantes cobraban sus hojitas de Ajman, pero siempre demostraron fastidio al tener que guiar a un chico en el mundo de la filatelia. Recuerdo a uno (que por la edad ya debe estar abajo, muy abajo) que al presentarle el famoso cuaderno me contestó solamente que lo "tirara a la pileta" (?). Otro que me aseguró que los sellos perforados (perfin) no servían. Otro más (o el mismo) que me aconsejó tirar las viñetas. Ni hablar del idiota que me aseguró que la primera serie de correo oficial argentina no tenía valor en filatelia (los confundió con sellos fiscales). Agreguemos tantos adultos que no tenían la menor idea, pero que afirmaban con ciencia que las estampillas nuevas sin matasellar no servían. Sí recuerdo con aprecio a todos los que me acercaban sus sellos (aunque dejaron de hacerlo despues de terminada mi adolescencia), a mi padre que pagaba, a mi madre que me soportaba, y al Señor Brecher, alemán dueño de la Librería Brecher de Moreno entre Córdoba y San Luis, Mar del Plata (aún existente, aunque no vende más filatelia), fallecido hace unos veinte años ¡Idolo!
¡Basta ya de espantos!
Mi primera colección la intenté a los 6 años de edad, recortando escrupulosamente todo el dentado de cada sello y pegándolos con mucha plasticola en una hoja. No quedan rastros de esta colección.
Más adelante, habiendo juntado una considerable cantidad, los coloqué en un álbum magnético para fotos (que me había regalado una tía residente en Estados Unidos). Quedaba hermoso. Lástima que se destruyó todo al intentar despegarlos. Tampoco hay rastros de este segundo intento.
Siendo un niño muy aplicado (aprox. 10 añitos de edad) una señora amiga de mi madre me legó un cuaderno antiguo con la colección de su finado padre. La antigüedad del cuaderno me la imagino al recordar que los sellos sueltos (que el señor no había llegado a pegar en el álbum) eran los de la inflación alemana de la década del '20. Lamentablemente este señor adhería las estampillas a la hoja con una gotita de cola de pegar. Considerando que mojar en agua cada hoja supondría arruinar las estampillas, me dediqué a arrancarlas (con el mayor cuidado). Quedan algunas muestras de mi dedicación:

Después de arruinar más de la mitad de esta colección, armé mi propio álbum usando el mismo sistema de la gotita de plasticola. Pegaba cada sello en un cuadrado de papel canson negro. Como ya sabía que las estampillas con dientes faltantes no servían, me dediqué con empeño a la restauración. En el sello japonés de la imagen puede verse el arreglo (fragmento de USA Airmail 31c.), la peladura (proviene del cuaderno antedicho), y la mancha negra es el resto de canson negro que quedó pegado luego de arrancarlo de mi álbum:

El sello de la derecha muestra un intento anterior de uso de la cinta scotch, con identificación del país escrita con birome azul. ¡Habría merecido más sopapos en mi infancia!
En esta època le hacía gastar a mi padre una buena suma comprando estampillitas de Ajman y compañía. Me quedan unas hojitas extrañas (miden 10 x 8,50 cm.) con los sellos en miniatura, bloques que eran mi predilección. Al día de la fecha no sé qué eran estas cosas, mi hipótesis es que tuvieran un fin publicitario.

Habiendo superado la etapa infantil de Ras-al-Khaima y cía., pasé a tener una colección en regla. Comencé coleccionando de Alemania y de Argentina. La humedad de mi dormitorio produjo dos efectos: a) Los sellos alemanes nuevos, con una cola perfecta, amarilla, se unieron entre sí en sólidos pedazos de cartón. ¡Todos a lavarse!. b) Ya con 17 añitos cumplidos se me ocurrió presentar las "joyas" de la colección en unos portarretratos caseros muy berretas. Tanto que el alambre del soporte se oxidó, el óxido traspasó el papel de base, y cada "joyita" quedó con una marca de óxido de hierro. También de esta época es el intento de proteger mis mejores sellos en estuches de celofán, que se encogieron arruinando varios dentados.
En tercer año de la secundaria, y junto a dos amigos, formamos el "Grupo Santa Clara de Asis - Asociación Filatélica Salesiana", que se reunía los viernes por la tarde en las aulas del Instituto Don Bosco (Mar del Plata). El grupo tenía más estatutos que actividades, y con el tiempo se abrió a toda la comunidad de coleccionistas (con campaña publicitaria y todo) cuando la filatelia fue cediendo paso a la necesidad de "que vengan minas". Todo terminó en un deslucido fracaso. Al finalizar las reuniones se pedía una "limosna" en sellos para la "Estampilla Misionera" (?): los pocos sellos reunidos en esos dos años quedaron en mi colección, por supuesto.
Cumplidos los 18 años de edad, consideré que la filatelia era cosa infantil, guardé todo en cajas y me hice adulto.
Hace unos 7 años aprox. me dí cuenta de que era una estupidez negar los propios deseos, y de a poco fui volviendo. Del período anterior quedó un hueco en mi colección de Argentina que necesitará muchos dolares para llenarse. Pero me molestó mucho que mis sellos no fueran tan blancos como los de mi vecina. Así, alguien me dijo que agregara una o dos gotas de lavandina (=lejía) al agua cuando los lavara. ¡Pero unas gotitas no hacen nada! Por eso yo mandé un buen chorro. Fíjese la diferencia: El sello de la izquierda tiene su color original, pero el de la derecha fue lavado con lavandina Ayudín. ¡Ayudín, qué blancura!

Actualmente sigo buscando la mejor forma de organizar mi colección, que mientras tanto duerme en varias cajas.
Solamente alego en defensa del niño que fui, el hecho de que los adultos que me tocaron en suerte dejaron mucho que desear. Los comerciantes cobraban sus hojitas de Ajman, pero siempre demostraron fastidio al tener que guiar a un chico en el mundo de la filatelia. Recuerdo a uno (que por la edad ya debe estar abajo, muy abajo) que al presentarle el famoso cuaderno me contestó solamente que lo "tirara a la pileta" (?). Otro que me aseguró que los sellos perforados (perfin) no servían. Otro más (o el mismo) que me aconsejó tirar las viñetas. Ni hablar del idiota que me aseguró que la primera serie de correo oficial argentina no tenía valor en filatelia (los confundió con sellos fiscales). Agreguemos tantos adultos que no tenían la menor idea, pero que afirmaban con ciencia que las estampillas nuevas sin matasellar no servían. Sí recuerdo con aprecio a todos los que me acercaban sus sellos (aunque dejaron de hacerlo despues de terminada mi adolescencia), a mi padre que pagaba, a mi madre que me soportaba, y al Señor Brecher, alemán dueño de la Librería Brecher de Moreno entre Córdoba y San Luis, Mar del Plata (aún existente, aunque no vende más filatelia), fallecido hace unos veinte años ¡Idolo!
¡Basta ya de espantos!
Pues tras leer tu retaila de incidentes catastrofilatélicos, sólo me queda decirte que eres un auténtico superviviente de la filatelia mundial. O eso, o muy tozudo.
Como anécdota (anecdotilla nada más) mi madre sigue pensando que los sellos matasellados no valen nada de nada. Da igual que sea un dos reales que uno de la básica actual: están usados=¿para qué los quieres?
Y, confieso, padre, que mi paso por el grupo misionero de mi colegio me sirvió para llenar unas pocas hojas de clasificador. No les quitaba todos los sellos a los pobres misioneros, sólo los que me servían, que por aquel entonces eran unos cuantos. Ni que decir tiene que el grupo misionero en cuestión duró dos semanas, las que tardó el cura en darse cuenta que tras devolverle las bolsas que nos daba para organizar, llegaban la mitad de los sellos (evidentemente yo miraba mis bolsas y las de todos mis compañeros). Regañina y a otra cosa, mariposa.
Saludos.
M.


Como anécdota (anecdotilla nada más) mi madre sigue pensando que los sellos matasellados no valen nada de nada. Da igual que sea un dos reales que uno de la básica actual: están usados=¿para qué los quieres?
Y, confieso, padre, que mi paso por el grupo misionero de mi colegio me sirvió para llenar unas pocas hojas de clasificador. No les quitaba todos los sellos a los pobres misioneros, sólo los que me servían, que por aquel entonces eran unos cuantos. Ni que decir tiene que el grupo misionero en cuestión duró dos semanas, las que tardó el cura en darse cuenta que tras devolverle las bolsas que nos daba para organizar, llegaban la mitad de los sellos (evidentemente yo miraba mis bolsas y las de todos mis compañeros). Regañina y a otra cosa, mariposa.
Saludos.
M.
- Carlos Juan
- Admin. Mercadillo
- Mensajes: 2711
- Registrado: Lun 9-Feb-2004 20:29
- Ubicación: Santander (España)
La verdad carloang es que tienes un humor negro realmente buenisimo, he sentado a mi chica y hemos leido juntos todo el texto, yo me partia de risa y ella se sonreia.
Simplemente genial.
En cuanto a los sellos de los misioneros, uno de mis sueños no realizados es el de "meterle mano" a esas sacas, pero supongo que eso es solo eso, sueños.
Simplemente genial.
En cuanto a los sellos de los misioneros, uno de mis sueños no realizados es el de "meterle mano" a esas sacas, pero supongo que eso es solo eso, sueños.


Ahora que hablais de misioneros recuerdo una adnedota de infancia. Tenia una profesora bastante fanatica de la religion y decia que los sellos eran para las misiones. Esta profesora andaba a la caza y captura del niño coleccionista para requisarle los sellos y entregarlos a un fraile que tras venderlos entregaba el dinero a las misiones. (este fraile debo reconocer que rera muy buena persona y muy honrado y no sabia nada del asunto y se entero algo mas tarde). Bueno pues la jugada era asi Esta profesora nos quitaba los sellos, se los entregaba a este fraile y este fraile en el colegio de su asociacion religiosa disponia de un pequeño cuarto donde vendioa estos sellos a los niños tanto de su colegio como de otros colegios como el nuestro ademas de golosinas, algun pequeño juguete y similares con el fin de darselo a las misiones. Pues la jugada era asi, comprabamos sellos a este fraile, si nos lo pillaban eran requisados y volvian a caer en manos de este fraile y asi sucesivamente. Negocio redondo.
Hoy si un profesor requisa unos sellos a un niño seria una falta grave pero eran otros tiempos.
Saludos.
Hoy si un profesor requisa unos sellos a un niño seria una falta grave pero eran otros tiempos.
Saludos.
Lamentablemente (para la filatelia) todo lo que conté es verdad, sin ninguna exageración. Estas historias las puedo recordar fundamentalmente por mi manía de conservar los sellos rotos. Es como si un asesino guardara sus cadáveres en la casa. Y de muchos hechos ya me olvidé. Por ejemplo, ayer no recordé que en un curso de ilustración exploramos la posibilidad de incorporar impresos en collages. Ahí fueron a parar varias estampillas rotas. Entre ellas algunos perfin intactos (véanse los dos sellos de Alemania Reich inutilizados en mi collage) que aún consideraba inservibles:

Lo de la estampilla misionera fue siempre un misterio. No sabíamos qué era ni siquiera en esa época; juntábamos las estampillas (nadie otorgaba mucho, por cierto) pero no sabíamos a quién o dónde había que entregarlas. Al final me las quedé yo como "depositario transitorio" o algo así. Recién con sus respuestas me entero de que era algo que existía realmente, ¡y a nivel mundial!
Lo de las hojitas de Ajman continúa siendo un misterio, agradecería cualquier información.

Lo de la estampilla misionera fue siempre un misterio. No sabíamos qué era ni siquiera en esa época; juntábamos las estampillas (nadie otorgaba mucho, por cierto) pero no sabíamos a quién o dónde había que entregarlas. Al final me las quedé yo como "depositario transitorio" o algo así. Recién con sus respuestas me entero de que era algo que existía realmente, ¡y a nivel mundial!
Lo de las hojitas de Ajman continúa siendo un misterio, agradecería cualquier información.

me pasó algo por el estilo, cuando salieron en México los sellos de
los Idolos Populares del Cine Mexicano y se emitió la de Pedro
Infante (no se si alguno de ustedes oyó o vio peliculas de él) fue
lo que me hizo empezar a coleccionar sellos, él era
mi "Idolo" y cometí un 'sellocidio' que todavia lamento

en mi colección esperando poder ser reemplazado por uno que este
-completo-

Saludos.
p.d. fue aqui en Filaposta donde aprendi como despegar los sellos,
muchoos años despues de eso.
- dani_asturias
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Desde luego Carlos, menos mal que solo tengo hermanos varones, porque solo pensar en que acabaras con una hermana mía me dan sudores, jaja.
Coincido con Carlos Juan en que es genial la narración, aunque confieso que ademá de risa me ha dado algo de agustia. ¡Señor, eres como el Anibal Lecter de los sellos! 


Colecciono solo U.P.U.: ex-colonias españolas, Españoles hasta Juan Carlos, aviones de la I y II guerra mundial y clásicos internacionales, sobre todo de Asia y África. Mi web: http://perso.orange.es/BAGUES94/
- dani_asturias
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Y a colación de los sellos para misiones, decir que estoy sorprendido de que haya tanto hereje entre los filatélicos. Se supone que somos gente culta y de honor, hombre. ¡Lo de robar a los pobres solo lo hacen los políticos, por Dios!
Cuando empecé a ser adulto y dejé de coleccionar, descubrí que en la iglesia de Luanco (Asturias, España) que hay junto al puerto, había junto a otros "buzones" para donativos, uno de sellos para las misiones. Me lo dijo mi por entonces novia, y alguna vez fuimos a llevar algunos sellos que ella recortaba de su correspondencia. No obstante, siempre tuve curiosidad por saber como era todo el preceso que efectuaba el cura en cuestión.
Pasados 15 años, me encuentro con que he retomado la filatelia, y que un pariente (y sin embargo amigo) que es cura está de misionero hace muchos años en Tailandia. Vino este verano y le comenté mi nueva afición, quedando en que me enviaría sellos de allí. Hace unas semanas hablamos y me dijo que me había enviado los sellos, que como es lógico aun no han llegado. ¡Y los integrantes de este foro siempre quejándose de del servicio de correos de España! ¿Hacemos una porra a ver cuándo llegan? Como pista, decir que está en el sudeste, en la jungla. Snif...
Cuando empecé a ser adulto y dejé de coleccionar, descubrí que en la iglesia de Luanco (Asturias, España) que hay junto al puerto, había junto a otros "buzones" para donativos, uno de sellos para las misiones. Me lo dijo mi por entonces novia, y alguna vez fuimos a llevar algunos sellos que ella recortaba de su correspondencia. No obstante, siempre tuve curiosidad por saber como era todo el preceso que efectuaba el cura en cuestión.
Pasados 15 años, me encuentro con que he retomado la filatelia, y que un pariente (y sin embargo amigo) que es cura está de misionero hace muchos años en Tailandia. Vino este verano y le comenté mi nueva afición, quedando en que me enviaría sellos de allí. Hace unas semanas hablamos y me dijo que me había enviado los sellos, que como es lógico aun no han llegado. ¡Y los integrantes de este foro siempre quejándose de del servicio de correos de España! ¿Hacemos una porra a ver cuándo llegan? Como pista, decir que está en el sudeste, en la jungla. Snif...
Colecciono solo U.P.U.: ex-colonias españolas, Españoles hasta Juan Carlos, aviones de la I y II guerra mundial y clásicos internacionales, sobre todo de Asia y África. Mi web: http://perso.orange.es/BAGUES94/
Los sellos misioneros no sólo existieron, sino que existen todavía.
Por lo que sé, más o menos el proceso es este: en las diversas parroquias, colegios, grupos juveniles, ayuntamientos... recogen sellos "para misiones". Estos sellos se envían a una o varias centrales. Allí un grupo de monjitas o seglares se encargan de irlos separandos por temas o emisiones. Cuando tienen una cantidad considerable llaman a alguno de sus contactos comerciantes (que suele ser siempre el mismo) y éste acude con una furgoneta o camioncillo, acuerdan un precio y se los compra todos (con la furgoneta a rebosar). Ese dinero se envía a las misiones y el comerciante re-vende los sellos a otros comerciantes o directamente a los coleccionistas. Hablamos de miles y miles de sellos.
Saludos.
M.
Por lo que sé, más o menos el proceso es este: en las diversas parroquias, colegios, grupos juveniles, ayuntamientos... recogen sellos "para misiones". Estos sellos se envían a una o varias centrales. Allí un grupo de monjitas o seglares se encargan de irlos separandos por temas o emisiones. Cuando tienen una cantidad considerable llaman a alguno de sus contactos comerciantes (que suele ser siempre el mismo) y éste acude con una furgoneta o camioncillo, acuerdan un precio y se los compra todos (con la furgoneta a rebosar). Ese dinero se envía a las misiones y el comerciante re-vende los sellos a otros comerciantes o directamente a los coleccionistas. Hablamos de miles y miles de sellos.
Saludos.
M.
Anécdotas de coleccionistas
Cuando era más pequeño comencé a coleccionar sellos de todo el mundo que me enviaba un primo que vivía en Francia. Luego de grande dejé de coleccionar durante mucho tiempo, pero dejé mi colección bien guardada en álbumes. Hace como un año atrás revisando papeles en mi estudio de arquitectura encontré estos álbumes y me dije por qué no empezar de nuevo con la colección. Y estoy muy contento de ello ahora.
Anécdotas de coleccionistas
Comno no salíó el MP y el mail en la respuesta anterior vuelvo a escribir.
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